Espectros en Trassierra

El hombre del Barroco, y significativamente el perteneciente al pueblo llano, está dispuesto siempre a esperar efectos mágicos, hechos sobrenaturales que le traigan alguna esperanza o le confirmen en su desgracia. La conmoción y el asombro popular que provocan los prodigios ocurridos en las ruinas de un eremitorio abandonado en la sierra de Córdoba, a mediados del siglo XVII, desatan un desorbitado conflicto en torno a la propiedad del lugar, las tierras aledañas y sus rentas, aflorando en él los más variados instintos del ser humano.

Basada en hechos históricos reales, investigados y documentados por el autor, los personajes desfilan por la novela perfectamente encarnados en su tiempo e intentando hacernos explicable lo inexplicable, sobresaliendo el conflicto psicológico del protagonista principal por mantener el empuje de su empeño en medio de la irracionalidad y de los bastardos intereses que le rodean.

En un mundo como el actual, donde tantas veces se sublima la perversidad, la personalidad del protagonista es una especie de simbólico homenaje a tantos hombres y mujeres de buena fe, anónimos en su mayoría, que con su autenticidad han tratado de dignificar los grandes empeños de nuestra civilización, ya sean de orden material o religioso. De esta manera, la obra reivindica la fuerza e importancia de la verdad, aunque conviva con la mentira.

Espectros en Trassierra se inscribe en el género de la novela histórica que tiene como premisa la fidelidad a la historia en su tratamiento, instrumentada a su vez con una calidad narrativa que permite al autor transportarnos magistralmente al mundo real de los hombres y mujeres que vivían en la decadente y barroca ciudad de Córdoba.